Para conseguir un ambiente de buen trato
en clase, la profesora hace relajaciones espaciales, en las que se dan la mano.
Se trata de aprender a tocar al otro de manera limpia, sin violencia.
Especialmente entre los niños el tema del contacto físico puede ser un
problema. Lo que aprenden en sociedad es que ser hombre implica ser agresivo y
cualquier contacto que no sea brusco puede ser juzgado de manera errónea. Así
es importante educar la sensibilidad de los niños y darles permiso para
expresar el afecto, enseñarles que dar la mano o tocar al otro "no es
malo", al contrario, es agradable, placentero y nos hace sentirnos
felices.
La profesora intenta enseñar a los niños
el siguiente valor: "Somos amigos y amigas", es decir, nos tratamos
bien, nos cuidamos, nos expresamos aquello que sentimos, si nos enfadamos lo
resolvemos hablando... aprendemos a querernos, conociéndonos y respetándonos.
Para conseguir tal objetivo decidió
hacer talleres de abrazos en clase, de abrazos espontáneos. Teniendo en cuenta
que el abrazo es gratis y libre, no se obliga a nadie a abrazar ni a ser
abrazado, crea un ambiente de calma en la clase con un poco de música tranquila.
Quién lo desea se levanta y va a abrazar al compañero o compañera que desee.
Los niños/as se van levantando tranquilamente y se encuentran y se abrazan. El
ambiente se llena de una energía especial. Las profesoras lo que hacen es
participar de ello, abrazando e invitando a salir con un cariño o una mirada, a
los más tímidos.
Es importante estar al tanto para
que, si empieza a haber conductas disruptivas, encauzarlas o ir finalizando la
actividad para quedarnos con el buen sabor de boca. Luego se habla de lo que se
ha sentido e incluso lo expresan con un dibujo, con el cuerpo o cómo nos
parezca mejor.
Otra técnica sencilla es el abrazo
viajero: yo le doy un abrazo a un niño o niña y éste después se lo da a otro,
así sucesivamente hasta que todos los peques han abrazado y han sido abrazados.
Fomentando estas actividades consiguió que un día con solo poner una canción de
Deva Premal, para que se relajasen antes de empezar el rato de trabajo, de
manera espontánea algunas niñas empezaran a levantarse para abrazar a otros
compañeros.
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